Sábado, 14 Junio 2014, 11:00 – 13:00
Las últimas investigaciones en neurociencias confirman que la personalidad es el resultado de la negociación entre las cualidades temperamentales del niño (sensibilidad, sociabilidad, cambios de humor,…) y las experiencias.
El trauma emocional vivido en los primeros meses y años de vida, e incluso en las primeras semanas en el vientre de la madre biológica, tiene un importante impacto en el desarrollo del cerebro. La experiencias modulan la mente y las heridas emocionales vividas desde muy pequeños, como un pobre contacto afectivo, la falta de respuesta a sus señales de llanto, la perdida de las figuras de apego, y en algunos casos el daño físico y emocional grave debido a la problemática asociada de los padres biológicos, dejan en las memorias del niño señales de un pasado tormentoso que va a condicionar su repertorio de conductas en el futuro. Niños así son auténticos supervivientes, con una gran dificultad para sentirse seguros y relajados. Viven en un estado de alerta constante y no tienen recursos para autoregularse. Las intervenciones terapéuticas, como EMDR, que conectan con esas memorias implícitas tienen por objetivo ayudar a desensibilizar y reprocesar de nuevo esas experiencias, a conectar con las redes de memorias positivas. En definitiva pretenden poder dejar atrás el pasado y permitir que se pueda dar un desarrollo adecuado. Ponente: Cristina Cortés Psicóloga infantojuvenil, especializada en psicotraumatología, consultora y formadora en EMDR niños y adolescentes por EMDR Europa. Miembro del comité infantojuvenil de EMDR Europa. Codirectora del gabinete Vitaliza de Pamplona. Localización : Sala Polivalente de Txara 1 Donostia – San Sebastián.